viernes, 20 de abril de 2012

Tipografía terorense. La salutífera sombra del místico Pino

El prebendado natural de Gran Canaria, don Diego Álvarez de Silva Ortega (1687-1771), o el cantor de la Virgen, tal como lo denominara Francisco Hernández Zumbado, ha pasado a la historia como uno de los más prolíficos, vehementes y apasionados eruditos que se aplicaron a loar y ensalzar la sagrada imagen de la Patrona de Gran Canaria. Efectivamente, Álvarez de Silva, fue ―en palabras de José Miguel Alzola― un mariólogo apasionado a cuya pluma debemos varias obras dedicadas a la que fue su musa e inspiración, la Virgen del Pino. Su primer libro, la Novena a la milagrosa y devota imagen de Nuestra Señora del Pino (1755) no tardó en ser denuncia ante el Santo Oficio de la Inquisición e incluida en el Índice de libros prohibidos, de ahí que se haya convertido en una pieza muy rara. Digno de mención es también su manuscrito titulado Descripción de las fiestas de la dedicación del magnífico templo del Pino de Teror, redactado hacia el año 1767, y del que se conservan dos ejemplares: el que tiene todos los visos de ser la obra original ―custodiado en la Biblioteca Municipal de la Orotava― y la copia de Juan Padilla, fechada en el siglo XIX y conservada en El Museo Canario. Peor suerte pareció haber tenido su Historia de Canarias, en la que sin duda tuvo que haber noticias sobre la imagen de su devoción. Completa el repertorio la denominada Salutífera sombra de el místico Pino, sermón o panegírico al que dedicamos estas breves líneas. Como todos los libros antiguos, tras las preceptivas aprobaciones, censuras y licencias, la obra fue impresa en Santa Cruz de Tenerife, en la Imprenta Real de Guerra y Marina de don José Pablo Díaz y Romero, en el año 1763. El panegírico o elogio está dedicado a don Bernardo Loigorry y Virto, inquisidor presidente del Santo Oficio de Canarias, a quien el autor brindó el libro a modo de homenaje en su despedida y traslado a la cuidad de Logroño. De esta manera, Álvarez de Silva no escatima elogios y alabanzas al que fue rector del tribunal canario de la Inquisición, poniendo de relieve la nobleza de su linaje y elogiando sus cualidades humanas y eruditas.

Diego Álvarez de Silva: Salutífera sombra de el místico Pino. María Nuestra Reyna Pvríssima, y Soberana Señora. Panegírico, que en la celebridad de su Milagrosíssima Imagen aparecida en el Pino de Teror en la Gran Canaria, predicó el licenciado don Diego Álvarez de Silva, prebendado de la Santa Iglesia Cathedral de Canaria, y examinador sinodal de su obispado. Imprenta Real de Guerra y Marina de D. Pedro Joseph Pablo Díaz: Santa Cruz de Tenerife, 1763.

Sobre estas líneas, una de las letras capitales que ilustran la Salutífera sombra de el místico Pino, obra que se puede consultar en el portal Web Memoria Digital de Canarias, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Sin embargo, será la imagen de Nuestra Señora del Pino y, de forma especial el árbol que le dio nombre, los principales homenajeados por la pluma y la palabra del devoto canónigo. Una y otra, a pesar de su acusado barroquismo ―como ha señalado José Miguel Alzola, tan retorcido como las columnas geminadas del retablo principal del santuario de Teror― son una muestra palpable del esplendor y magnificencia que adquirió el culto a la imagen del Pino durante el siglo XVIII. A lo largo de las casi cuarenta páginas que componen este pequeño opúsculo, de Silva loa y pondera las excelencias del que fue primer santuario de la advocación terorense, el Pino Santo del lugar de Teror. Para ello y, como hiciera siglos antes Cairasco de Figueroa con la Selva de Doramas, el autor parangona el árbol de la Virgen con otros árboles legendarios tales como el Árbol Santo de la isla de El Hierro, o con el mismísimo Árbol de Jesé. Asimismo, realza las excelencias del pino como símbolo vegetal de María, frente a otras especies vegetales: «Este epíteto del Pino, entre tantos que te adornan, es sin duda Señora para Vos el de mayor celsitud». No faltan en esta obra referencias a las sagradas escrituras y a los padres y doctores de la Iglesia. También al mundo grecolatino, surgiendo a cada párrafo alusiones a los sabios, héroes, dioses y lugares de la antigüedad clásica. En este sentido, la obra de Álvarez de Silva podría enmarcarse dentro de la denominada estética del culteranismo, caracterizada por el empleo de un lenguaje un tanto oscuro y de difícil comprensión, especialmente para los lectores del presente siglo. Así, Pedro Marcelino Quintana Miranda lo llega a comparar con el personaje de ficción fray Gerundio de Campazas, famoso por sus densos e incompresibles sermones.
Finalmente, merece la pena reseñar el papel de esta pieza como vehículo de transmisión de lo que hemos dado en llamar la tradición erudita de la leyenda de la aparición de la Virgen del Pino. Y es que a diferencia de la versión popular, de Silva sigue la estela marcada de autores como fray José de Sosa, Tomás Marín de Cubas, Pedro Agustín del Castillo, Antonio Romero Zerpa, y especialmente de fray Diego Henríquez, quienes dataron la aparición portentosa de la Patrona en los años anteriores a la conquista de Gran Canaria, así como la presencia ―más que dudosa― del obispo Juan de Frías en el lugar del hallazgo, todo al objeto de dotar a la imagen del Pino de un pasado legendario y digno de una advocación mariana cada vez más importante y con creciente arraigo entre la población.

Gustavo A. Trujillo Yánez

EDICIÓN DIGITAL:

PARA SABER MÁS:

ALZOLA GONZÁLEZ, José Miguel: «Expediente incoado por la Inquisición con motivo de la publicación de la Novena a la Virgen del Pino de Diego Álvarez de Silva, año 1755», en Almogarén. Revista del Centro Teológico de Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria, 1991, pp. 11-24.

MILLARES CARLO, Agustín & HERNÁNDEZ SUÁREZ, Manuel: Biobibliografía  de escritores canarios (siglos XVI, XVII y XVIII). El Museo Canario – C.S.I.C. Patronato José María Quadrado – Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1975, t. I, pp. 173-180.

QUINTANA MIRANDA, Pedro Marcelino: Historia del Seminario Conciliar de Canarias. Biografía y comentarios de Simón Pérez Reyes. Colección Obispo Muros. Anroart Ediciones: Las Palmas de Gran Canaria, 2006, pp. 57-60.

VIZCAYA CARPENTER, Antonio: Tipografía Canaria. Descripción bibliográfica de las obras editadas en las Islas Canarias desde la introducción de la imprenta hasta el año 1900. Excmo. Cabildo Insular de Tenerife: Santa Cruz de Tenerife, 1964, p. 30.

ZUMBADO ESPINO, Francisco: «Un cantor de la Virgen del Pino del siglo XVIII», Periódico Diario de Las Palmas, 7 de septiembre de 1974, pp. 10-11.

miércoles, 4 de abril de 2012

Tipografía terorense. La Semana Santa de Teror

Iniciamos una nueva sección en nuestro blog con el lema de Tipografía terorense, al objeto de dar a conocer los libros y publicaciones consagrados a la Villa de Teror, desde la aparición del primer volumen dado a la imprenta en el siglo XVIII, hasta la actualidad. Y lo hacemos trayendo a la palestra la obra titulada La Semana Santa de Teror, de Vicente Hernández Jiménez. El libro en cuestión fue editado por el Ayuntamiento de Teror en el año 2000. Está dividido en 22 capítulos en los que el autor realiza un exhaustivo recorrido por la Semana Santa terorense, desde sus orígenes hasta prácticamente el momento presente. A lo largo de sus 152 páginas, Vicente Hernández aborda temas tales como el de las primeras hermandades y cofradías, el itinerario de las procesiones, las espléndidas esculturas de Luján Pérez, la tradicional quema del Judas, o las características y especificidades de la celebración durante el mandato del párroco Antonio Socorro Lantigua, entre otros muchos. Sobre el autor, de sobras es conocida su labor como cronista oficial de la Villa durante los años 1994 al 2006, fruto de la cual publicó varios libros y cientos de trabajos y artículos en la prensa local. Sin duda se trata de una lectura del todo recomendable, especialmente por encontrarnos en plena celebración de la Semana Santa. En próximas entregas iremos ampliando el amplio y variado repertorio de obras dedicadas a Teror.

Gustavo A. Trujillo Yánez

La Semana Santa de Teror. Vicente Hernández Jiménez. Ediciones del Ilustre Ayuntamiento de la Villa de Teror: Las Palmas de Gran Canaria, 2000. Prólogo de José Miguel Alzola González. 21 x 14,7 cm. 152 páginas.