miércoles, 24 de agosto de 2011

Brujas y hechiceras en la raya de Teror (I)

De entre los muchos mitos e invenciones relacionados con la historia de Teror, cabe destacar el caso del mal llamado «Parque, Patio o Llano de las brujas» situado en la conocida Finca de Osorio. En los últimos 25 ó 30 años hemos sido testigos de cómo el paraje popularmente conocido como «La Alameda» o «Parque de la fuente» ―suponemos que deben existir otras denominaciones― ha ido cambiando su nominación tradicional por el ya aludido «topónimo» de «Parque de las brujas». Este cambio de nombre se debe al éxito y rapidez con la que se han extendido las historias que sitúan en este bello lugar la práctica en tiempos pasados de todo tipo de aquelarres y ritos brujeriles, a los que se suman leyendas de duendes y un sinfín de personajes fantásticos. Sin duda, el éxito de tales relatos y la implantación de la denominación «Parque de las brujas» cabe atribuirlo en primer lugar, a la amplia cobertura y difusión de la que han gozado estas historias en los medios de comunicación. Sirva como ejemplo el reciente vídeo promocional dedicado a la Finca de Osorio, realizado por el canal de televisión Antena 3 de Canarias. Por si fuera poco, el que suscribe ha sido testigo en más de una ocasión, de cómo toda una legión de guías, animadores socio-culturales o monitores medio-ambientales, divulgan y «enseñan» alegremente este tipo de fábulas entre los grupos de escolares que suelen visitar la finca. Unos relatos, que al margen de su contenido fantástico, nada tienen que ver con la Finca de Osorio.
Es posible que a estas alturas más de uno piense que estamos en contra de que a los niños y niñas se les relaten o narren cuentos de brujas, de aparecidos o de duendes. Incluso, no faltará quien piense que por nuestra condición de historiador somos incapaces de disfrutar con este tipo de relatos fantásticos y que vivimos encorsetados y apegados al dato histórico, objetivo y mensurable. Nada de eso. Los cuentos y leyendas sobre seres fantásticos forman parte de nuestro bagaje cultural y han cautivado a lo largo de miles de años a generaciones enteras de niños (y también de adultos). Sin embargo, en el caso de la Finca de Osorio la difusión de este tipo de relatos ha dado lugar a la implantación de una denominación artificial que, al contrario de lo que ocurre con el resto de topónimos de nuestra localidad, no se ajusta a la realidad o a la tradición. Y es que las historias que se cuentan sobre la celebración de aquelarres y reuniones de brujas en el paraje al que hemos venido haciendo mención, son lisa y llanamente falsas. Bastaría con darse un paseo por la finca y preguntar a las familias de arrendatarios que aún viven y trabajan en ella, para comprobar que nos encontramos ante las conjeturas descabelladas y absurdas de una serie de pseudo-investigadores. Unas «teorías» ―por llamarlas de algún modo― basadas en la ciencia infusa ―que no en la investigación― y por supuesto, sin contar con el más mínimo apoyo documental, ya sea escrito u oral.

El aquelarre. Óleo de Francisco de Goya (h. 1797-1798)
Propiedad: Museo Lázaro Galdiano.

Por el contrario, nuestra localidad es rica en todo tipo de fábulas o relatos sobre aparecidos o almas en pena, alguna de las cuales se han ido transmitiendo de forma verbal a lo largo de varias generaciones. Sirva como ejemplo el caso del llamado «Jacho de la Laguna» que a buen seguro aterrorizó a más de un vecino de Teror o Valleseco de los siglos XIX y parte del XX. Asimismo, en el rico archivo de El Museo Canario se custodian interesantísimos documentos sobre supuestas brujas o hechiceras ―naturales de Teror― perseguidas o procesadas por el Tribunal del Santo Oficio. Precisamente a una de ellas, llamada María García ―condenada en el año 1608 por «hechicería y pacto con el Demonio»― dedicaremos nuestro próximo artículo.

Gustavo A. Trujillo Yánez

PARA SABER MÁS:

FAJARDO SPÍNOLA, Francisco: Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1992.

HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, Vicente: «Brujerías, curanderas, santiguadoras», en La obra de Vicente Hernández Jiménez. Homenaje al cronista de la Villa de Teror. Anroart Ediciones, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 342-344.

JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Sebastián: Mitos y leyendas: prácticas brujeras, maleficios, santiguados y curanderismo popular en Canarias. Editorial Faycan, Las Palmas de Gran Canaria, 1955.






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